Johann Valentin Andreae (1586-1654),
creador junto con otros estudiantes de la Universidad de Tübingen de la leyenda
Rosacruz, soñó con una sociedad de científicos eruditos de su época, animado
por el interés que las ciencias habían despertado en el siglo XVI a partir de
la Revolución Copernicana. Andreae mantuvo contacto epistolar con muchas
personas de diversos países, recibiendo información sobre las novedades en
temas teológicos, políticos, científicos y artísticos. En 1640 compartió la
información con el Duque Augusto el Joven de Braunschweig-Lüneburg, fundador de
la Biblioteca Herzog August de Wolfenbüttel, donde se conservan las cartas de
Andreae.
La Fama Fraternitatis, el primer
manifiesto Rosacruz había despertado mucho interés, porque proponía el encuentro
de todos los eruditos de Europa para compartir conocimientos y generar una
Pansofía. Idea que difundirá Comenius (1592-1670) y que compartirá con Samuel
Hartlib (1600-1662), otro gran erudito que mantuvo una red de intercambio
cultural en distintos ámbitos, con una finalidad enciclopédica y pansófica.
Entre los miembros del circulo de Hartlib se encontraban entre otros, Comenius,
Robert Boyle o William Petty.